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Cómo encontré un descanso real con una mente ansiosa

  • Foto del escritor: Bianca Paola Gonzalez
    Bianca Paola Gonzalez
  • 16 sept
  • 3 Min. de lectura
Woman in bed sipping from a floral mug, wearing leopard print. Text: "How I Found True Rest with an Anxious Mind" and website link.


Es curioso… siempre he sido una gran defensora del descanso y de mantener un equilibrio saludable entre la productividad y el tiempo de relajación. Pero, siendo honesta, hay momentos en los que una parte de mí se siente culpable por tener una lista de tareas pendientes y elegir “descansar” en lugar de realizarlas.


Y sí, puse “descansar” entre comillas a propósito porque, en esos momentos en los que pensaba que estaba tomando un descanso, mi mente ansiosa me recordaba todas las cosas que tenía que hacer en casa, los amigos con los que debería sacar tiempo para conectar, las actividades de mi interés que dije que haría, las tareas que debía terminar para el trabajo o incluso dedicar mis pensamientos, energía y tiempo a personas (y cosas) que me drenan. En otras palabras, mientras mi cuerpo quizás no hacía nada —algo así como una papa en el sofá viendo Netflix—, mi mente corría una maratón sin fin. Realmente no estaba descansando… al menos no de una forma reparadora.


Entonces, ¿cómo se ve el descanso para una mente ansiosa?


Esto puede ser diferente para cada persona, pero en mi caso, para empezar, compré un matre nuevo. ¡Por fin! He tenido problemas para dormir durante mucho tiempo, y aunque sé que la ansiedad influye mucho en eso, tener un matre incómodo no ha ayudado. Comprar uno nuevo era algo que llevaba posponiendo desde hace mucho, pero finalmente lo hice. Aún no ha llegado, pero tengo la esperanza de que sea el comienzo de noches mejores y más reparadoras. Crucemos los dedos.


Más recientemente, me tomé unos días de vacaciones del trabajo, pero en lugar de llenarlos con grandes planes —como suelo hacer—, me di permiso para bajar el ritmo. Ya había hecho un gran viaje a Italia a principios de este año (del que puedes leer aquí), así que esta vez quise centrarme en recargar energías.


Reservé un Airbnb en el campo, lejos del bullicio de la ciudad, y me mantuve casi alejada del teléfono: sin noticias, redes sociales limitadas y pocos mensajes. Evité planificar (algo que realmente disfruto hacer), intenté ser más consciente de los pensamientos a los cuáles no debo dar espacio (especialmente lejos del trabajo, de ciertas personas y de tareas pendientes) y simplemente me dejé ser. No voy a mentir: no fue fácil, y trabajar en ello también implica poner a trabajar la mente, pero para mí fue necesario.


También dormí un poco más de lo usual (algo que nunca hago, ni siquiera los fines de semana), dejé de revisar la hora constantemente (otra costumbre mía), y cambié las listas de tareas y el ruido por leer, escribir, orar y ver series. También dejé espacio para salidas espontáneas, cortas pero agradables.


Como introvertida, disfruto pasar tiempo con las personas más cercanas, pero también prospero profundamente en el tiempo que paso sola. Por otro lado, como alguien que vive con ansiedad, mi mente es mi mayor campo de batalla. Todavía estoy descubriendo lo que realmente funciona para mí, pero tengo que decirlo: esos días fueron los más tranquilos que he sentido en mucho tiempo. Me dieron claridad y me recordaron el tipo de espacio que necesito crear con más frecuencia: el que me permite respirar, estar centrada y realmente descansar.


Descansar no siempre significa no hacer nada; a veces, significa elegir qué no cargar por un tiempo. Es darle a tu mente el mismo permiso que le das a tu cuerpo: bajar el ritmo, dejar de sostenerlo todo y simplemente ser. Si eres alguien con una mente ansiosa, debes saber esto: el descanso también es posible para ti. Puede que se vea diferente. Puede que requiera un esfuerzo intencional. Pero está a tu alcance. Y lo mereces. Siempre. 💛


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